Blogia
the_dreaming

Julián

El aire se serena

"Se me viene con frecuencia a la memoria la Oda a Salinas que 0compuso Fray Luis de León: «El aire se serena / y viste de hermosura y luz no usada, / Salinas, cuando suena / la música extremada, / por vuestra sabia mano gobernada».

El aire se serena cuando cesa la algarabía, cuando se dejan de decir múltiples cosas que engendran confusión, y se escucha una voz aislada, que habla en soledad, sólo en compañía de los que pueden escuchar, de aquellos a los que se habla.

Temo a las reuniones, a eso que se llama impropiamente diálogo, palabra nobilísima cuando se es fiel a su significado real. El diálogo consiste en que se dice algo a otras personas que reciben las palabras y las ideas, y reaccionan personalmente a ellas. Es esencial esa recepción, el efecto que se produce en el que oye, y que provoca un cierto cambio, una variación en el ánimo del oyente. Cuando este responde, se entiende que no es exactamente el mismo de hace unos momentos, sino que su mente ha experimentado una dilatación, un enriquecimiento, o una rectificación a causa de eso que ha oído.

El diálogo supone una serie de cambios, de variaciones; los interlocutores van modificando su realidad a medida que hablan. Lo esencial es la recepción de lo que se oye, el efecto que produce en el oyente y lo va transformando, diríamos que en cada frase, a cada momento, si es un diálogo efectivo.

Lo frecuente es que cada uno de los interlocutores esté encastillado en sus posiciones previas, que a lo sumo responda a lo que ha oído, como quien devuelve una pelota en un juego, sin que esta forme parte de la realidad del que responde.

De ahí que el diálogo requiera reposo, pausas en las que lo dicho hace su efecto sobre el receptor, y también sobre el que ha emitido un juicio, una reflexión, un fragmento de ese diálogo.

Se da por supuesto que los que hablan son los mismos a lo largo del diálogo. Si esto fuera así, no sería un diálogo; este consiste en la variación constante, paso a paso, frase a frase, de los interlocutores. Como todo lo humano, es una realidad dramática, algo que acontece, en que se realiza la transformación de la realidad humana. Si esto no ocurre, quedan sólo monólogos independientes y sin consecuencias. Podría recordarse el admirable verso de aquel viejo romance: «Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va». Para que haya efectivo diálogo, real comunicación, hay que ir con el otro, acompañarlo, asistir a la variación de su realidad, adquiriendo así otra propia, modificada por esa misma convivencia.

Es esencial a la comunicación humana el verla como algo que acontece, que dura, con pausas indispensables en que se opera la transformación constante de los que hablan. El que habla y sigue hablando es el mismo, pero no es lo mismo, va siendo sucesivamente otros en los que permanece la mismidad, pero en manera alguna la identidad. Justamente la mismidad se va creando, afianzando, enriqueciendo, corrigiendo a lo largo del diálogo.

Ni siquiera hace falta que haya un interlocutor: el mismo proceso de la vida en soledad tiene esos caracteres: «Converso con el hombre que siempre va conmigo», dijo Machado.

Después de un rato de conversación, los que han hablado no son exactamente los que empezaron a hablar; si lo son, es que no han hablado realmente; a lo sumo han cruzado monólogos inoperantes. No es frecuente que se haga el balance de las vidas combinadas en unos minutos de conversación; en la mayoría de los casos, ello no ha tenido consecuencias, o al menos es la impresión que se tiene, pero en definitiva es falsa. Si ha habido verdadero contacto, si ha acontecido algo en las vidas implicadas en una fase de convivencia, los que han hablado callan y se separan como personas «nuevas», distintas de lo que eran unos momentos antes. No sólo de lo que eran, sino de quienes eran, si la conversación ha sucedido en el nivel propiamente personal, el del «yo» que era y se ha ido transformando a medida que se hablaba, es decir, que se vivía.

Rarísima vez se tiene esto presente; si se pensara sobre ello, la conclusión sería: «No ha pasado nada». Esto es un error. La vida humana consiste en una continuidad siempre cambiante. Se va haciendo en el tiempo, con un sustrato de continuidad que establece vínculos en cada episodio, en cada momento. En muchas personas esos momentos temporales se van disociando; a medida que pasan, quedan aislados, en cierto modo olvidados. La vida tiene muy distintos grados de coherencia, lo cual hace variar enormemente su contextura. En ello interviene decisivamente la memoria, que se suele entender como la capacidad de «recordar» -es decir, volver al corazón- el tiempo pasado. Pero antes que eso hay la «retención», que no es sino la conservación sin necesidad de interrupciones del tiempo transcurrido.

La textura de las vidas humanas es muy diversa; los grados de coherencia difieren profundamente. Los diversos momentos de la continuidad temporal se organizan en una variedad de formas que habitualmente se pasa por alto, sin que nos demos cuenta de lo que acontece en nosotros mismos y todavía menos en los demás.

Cuando se trata de convivencia, y éste es el rasgo decisivo, porque vivir es convivir, y cuando ello falta es porque uno se ha «quedado solo», hay una coexistencia de configuraciones vitales cuyo grado de semejanza presenta diferencias inmensas.

Si se pudiera hacer un mapa de las formas de convivencia, de las relaciones entre personas, se descubriría la inmensa variedad de posibilidades. Casi todo está por considerar, por examinar, por entender. Se resbala sobre la multiforme realidad que tienen las vidas humanas. Piénsese en la configuración según el sexo, en lo que significa la vida dentro de cada uno de los dos sexos y en la presencia mutua de los dos. Adviértase lo que significa la edad, desde la niñez hasta la vejez; en sus colosales diferencias y todo ello en movimiento, cambiando constantemente, articulado en edades que son como «remansos» de estabilidad en los cuales se está «instalado», pero de una manera precaria y en continua modificación.

Habría que hacer una cartografía de lo humano, trazar planos de las formas de vida, que acaso permitirían orientarla y descubrir su sentido."

 

Julián Marías  (1914-2005)

 

 

¡Hasta siempre, Julián! 


14 comentarios

Nuala -

Anónimo, muchas gracias por el enlace. Me ha gustado mucho este artículo. Saludos desde un lugar donde creemos que ninguna idea vale más que una persona. :)

Nadie, la vida es bella, pero rara. Pero bella. Por eso merece la pena. :)

nadie -

Me gusta la idea de hacer una cartografía de las relaciones humanas.
Curiosamente ayer, para intentar explicarme el ADN un amigo me pedía que me imaginara la célula más pequeña de mi cuerpo como una ciudad, con su sistema de energía, con su sistema de limpieza, con su policia, con su sistema de educación. Y me dijo que todo eso ya está pre-organizado en la cada célula desde el momento de su aparición.
Personas como continentes, células como ciudades... el amor como economía de mercado (o como ósmosis) ...
No sé.
La vida es bella, pero rara.

Anónimo -

http://www.filosofia.org/ave/001/a064.htm.
Nuala, ése es el artículo que el hijo escribió sobre el padre. De él se aprende lo que muchos de nuestros mayores saben. Que en esta España de 2 colores, hay muchísima gente buena que se negó y se niega a ser de ninguno de ellos, y sufrió por sencillamente, ser buenas personas

Anónimo -

En un principio, fue el placer de tener un momento su pensamiento entre las manos, lo que le hizo ser partícipe de esta mesa tan caótica de papeles entre los que escribo; más tarde, bálsamo ya en la memoria, ganó para siempre un
espacio esa otra mesa aún
más desastrada de
pensamientos entre los que pienso.

Saludos, desde un lugar más allá de los extremos y más profundo que las ideas.

Nuala -

Bueno bac. Mis casas siempre están llenas de libros, pero nunca he sido tan civilizada, o sea que fíate y no corras...

Hum... ¿mayormente sin riesgos? ermmm ¿esto es con contraste o sin él? ¿Pagan el desplazamiento? (ains... es que echo de menos mis thai y mis tiendas de comics)

Aunque, no sé. Casi mejor dono mi cerebro a la ciencia (en realidad ya soy donante de órganos, pero me parece que mis meninges no les interesaban).:D

bacterio -

Erm. Estoy reclutando gente (tengo que hacer unas llamadas ahora) que se presten como sujetos de experimentación para un estudio de función cerebral.

Nada es muy sencillo y maoyrmente sin riesgos. Tú te pones en el escáner y yo te enseño unas imágenes y tú aprietas un botón. Y después de hacer esto, te vas a casa y yo te mando un cheque.

Interesados llamen a la TIA departamento de investigación y desenfreno y pregunten por Manolo el que tiene el pelo naranja.

bacterio -

Cuando todavía leía el País hace muchos años recuerdo una foto de la casa que compartía con el hijo, llena de libros por todas partes. No he leído nunca nada de este hombre, pero la idea de tener libros por todos los rincones creo que sólo puede corresponder a una persona civilizada.

Saludos

Nuala -

arghhhhh... Nunca recuerdo qué páginas permiten insertar enlaces y cuáles no. El enlace al artículo que comentaba antes, La Indefensión De Los Muertos, es este: http://www.conoze.com/doc.php?doc=1863

Nuala -

Anónimo, de Javier Marías leí la entrada en su blog, pero supongo que el artículo al que te refieres es otro.

Ike, más vale tarde que nunca.:) En "La indefensión de los muertos" dice Julián Marías que cuando un escritor (o intelectual) muere es cuando se procede a publicar todo lo que ha escrito, incluido aquello que el autor en vida no quiso publicar. Y comienza la manipulación de su figura. Supongo que le ha llegado su turno.

jajajaja Olethros. Sí, se lo busco, bien buscado: tenía 91 años. Ni tú ni yo llegaremos a su edad. Lo de la barba lo he intentado pero no hay manera, no me sale. :)

Cierto, Otro. ¿Estás entre médicos? Si lo dices por nosotros, aquí el único doc conocido es bacterio, que es investigador de la TIA (pero nunca nunca nunca pruebes uno de sus crecepelos, o te quedas como Mortadelo).

Otro -

Podía gustar o no, estar de acuerdo o no, pero es sus volores y en su vida era él con toda la honestidad. Ahora que estoy entre médicos... descanse en paz y que me espere muchos años.

Olethros -

¿Éste no votaba progresista? Me da a mí que sí... Se lo buscó, seguro...

Poned las barbas a remojar...

Ike Janacek -

Lúcido e interesantísimo texto que inmediatamente archivo.
Me apena conocer al autor precisamente hoy, pero Ikqueda su pensamiento.

Anónimo -

Fue un gran hombre, se denominaba filósofo cristiano, luchó en el bando republicano, maltratado por los lealísimos a Franco y después por los "progresistas". Fue un hombre sabio y honrado. Una gran pérdida. Descanse en paz.

Muy recomendable el artículo que escribió su hijo Javier Marías el día de su cumpleaños.

Nuala -

Me gustaba Julián Marías no por su obra, de la que sólo he leido artículos de opinión, sino porque en una de sus fotos aparecía en un despacho con la mesa más desordenada y genial que he visto jamás. Espero que ahora esté charlando tranquilamente con Zubiri y con Ortega y Gasset.